Las obras de los artistas muestran una cosmología, una manera de expresión poética, que en cada uno de ellos tiene un hálito diferente, y al mismo tiempo, de un modo sutil, sus sensibilidades se parecen. En todas las culturas existen bases profundas en las que se arraiga el proceso de generación del simbolismo en el que estas se expresan. Poco a poco, bajo las presiones culturales, la vida de los símbolos transmigra y se carga de significaciones diferentes, pero esas bases siguen ahí. “Los símbolos pueden cambiar de aspecto; su función permanece la misma. Se trata sólo de descubrir sus nuevas máscaras"
Las imágenes simbólicas no se leen como un discurso, son sutiles y sugerentes puntos de conexión con nuestra memoria que pueden llevarnos a percepciones de nuestro propio mundo creativo, de nuestra propia vibración poética. Un discurso o una narración se realizan en unas coordenadas de tiempo y espacio, el símbolo provoca el momento interior, íntimo, todo él es presencia de mundos sutiles que pueden producir multitud de connotaciones. “Todos tenemos la capacidad de descifrar hasta cierto punto. Lo llamamos intuición... la utilizamos a nivel subconsciente toda la vida".Muchas veces nos dejamos guiar más por una sensación gobal de la situación que por un análisis intelectual. “Cuando dos seres humanos se encuentran cara a cara se comunican simultáneamente a muchos niveles, conscientes e inconscientes, y emplean para ello la mayoría de los sentidos: La vista, el tacto, el olfato. Y luego integran todas estas sensaciones mediante un sistema de descodificación, que algunas veces llamamos “el sexto sentido”: La intuición. Nos encontramos con el fluir de nuestra mente y si podemos observar ese fluir podemos casi descodificar sus pulsiones como si fuera un lenguaje y así las palabras pueden muy bien ser lo que emplea el hombre cuando le falta todo lo demás. El símbolo es esa lengua a medio camino que nos introduce en el misterio de las sugerencias, y a medida que vamos arrancándolas del subconsciente vamos descubriendo cómo, aunque no hubiera código escrito en ninguna parte, podemos comprenderlo. Los símbolos pueden ser sencillos pero al escucharlos, nos sorprendemos ante la complejidad que puede residir en ellos.