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Prof. Alberto Rementeria. Doctor en Pintura. U.P.V/E.H.U
AUTOR de Sobre enbidia, la crisis y la madre que nos parió
Enbidia es el nombre que damos a un trabajo de
investigación, en que colaboramos algunos artistas
universitarios. En el que se intenta,
de alguna manera, explicar los mecanismos de asociación de imágenes
aleatorias que, en principio,
no tienen nada que ver
unas con otras.
Estamos hablando del
fenómeno de la contaminación
entre imágenes diferentes.
Es decir, una
imagen sugiere otra distinta, o una
línea de trabajo discordante.
No sabemos exactamente por qué,
pero intuimos que hay
un hilo conductor que sin poder
especificar a qué se debe, nos
conduce por un camino
no previsto.
La manera
de actuar de nuestro
grupo de investigación, consiste
en mandarnos imágenes unos a otros. Esas
imágenes nos sugieren
otras, que no tienen, aparentemente, nada que
ver con las anteriores, (jugamos
a despistar) y que a su vez
las mandamos a otro
componente del grupo,
para que vuelva a
dar de nuevo un giro inesperado. Este mecanismo
va generando una cadena de imágenes, que en una primera
lectura, resultan bastante desconcertantes.
Estamos sugiriendo un diálogo entre imágenes:
ese diálogo se desarrolla como
una conversación fluida
entre diferentes partes. “Como
en el diálogo hay por
lo menos dos planteamientos que se contraponen entre sí, en la dialéctica
de las imágenes hay
así mismo dos razones o
posiciones entre las cuales se
establece también un
diálogo, es decir, una confrontación
en la cual hay
una especie de acuerdo en el desacuerdo – sin lo
cual no habría diálogo, – pero también una
especie de sucesivos cambios de
posiciones inducidos por
cada una de las posiciones contrarias”
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Prof. Lourdes
Méndez. Catedrática de
Antropología del Arte. Facultad de Bellas Artes. UPV/EHU
AUTORA de Dentro, pero fuera: Las artistas y sus obras en el territorio del arte contemporáneo.
(Comunicación presentada en el foro “artessuspensivas” en el Museo Guggenheim, diciembre de 2007)
El 29 de abril de 2007 el artista Juan Luis Moraza
dirigió una carta abierta a la comunidad artística del País Vasco explicando
que el Museo Guggenheim-Bilbao le había encargado organizar una exposición
sobre el arte vasco contemporáneo
seleccionando obras de los fondos de su colección permanente. Tras ver
esos fondos, consideró que no reflejaban la diversidad de lo que se estaba
produciendo en el País Vasco e hizo a los responsables del Museo una propuesta
centrada en tres puntos. Sólo retendré aquí uno de ellos: llevar a cabo una
exposición de tipo documental titulada Incógnitas que sería, y le cito,
“el ensayo de una cartografía del arte moderno y contemporáneo en el País
Vasco”. Como todo el mundo sabe, en un ensayo su autor o autora reflexiona
sobre un conjunto de temas o de problemáticas relacionándolas entre sí. Como ni
el conjunto de temas o problemáticas seleccionadas, ni las relaciones
establecidas entre ellos, son las únicas posibles, todo ensayo deja entrever
los a prioris de su autor o
autora. Moraza, tan consciente de ese hecho como del de ser “parte no neutral
del arte vasco”, quiso mostrar que el arte vasco “es un lugar de muchos y
grandes artistas” y reconoció que, para llevar a cabo Incógnitas,
necesitaba contar con la complicidad de historiadores, críticos, gestores, y
artistas que le proporcionaran información. De ahí el largo cuestionario que acompañaba
a su carta abierta y en el que, recogiendo la idea de Museo Imaginario de
Malraux, pretendía hacer emerger el conjunto de referentes -artísticos,
literarios, teóricos, musicales, cinematográficos, sociales, políticos,
tecnológicos, etc.,- que habían marcado (o que estaban marcando) a diferentes
generaciones de artistas en el País Vasco.
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Prof. Maria Luisa Fernández Rivera. Doctora en
Bellas Artes. Profesora de la Universidad del Pais Vasco UPV/EHU
AUTORA de El Acceso a un Mundo Virtual
Cada cultura, cada época ha hecho un dibujo distinto
de ese mundo en el que se ha desarrollado su experiencia, y cada dibujo, cada
representación ha dado lugar a una interpretación sobre la realidad.
Esta idea de realidad ha variado mucho hasta llegar
al concepto actual, pero lo que para nosotros es la realidad no es mas que la
representación o representaciones que nos hacemos de ella. La experiencia del
exterior es un conjunto de percepciones que nos llegan a través de los sentidos
y que nosotros interpretamos subjetivamente aunque los datos de que partimos
sean más o menos objetivos. Nuestra visión del mundo se configura de manera
simbólica, interactuando aspectos racionales y ordenados junto a otros caóticos
e instintivos.
Ni en el conocimiento ni en la realidad hay nada
propiamente objetivo ni nada propiamente subjetivo: los llamados objeto y
sujeto son aspectos de una sola realidad. Esta no es más que la representación
que nos hacemos de ella. El hecho de que para nosotros una cosa sea y siga siendo
justamente esa cosa se desprende fundamentalmente del hecho de que fijemos su
"posición" dentro de la totalidad del espacio intuitivo.
Conocer es orientarnos
teóricamente en la realidad, es hacer un dibujo de ella. Como toda orientación
humana, sucede según un sistema cultural de normas, preceptos y significaciones
cuya apropiación personal decidirá cómo será ese dibujo, esa teorización
nuestra, esa visión interpretativa sobre lo que el mundo es para nosotros. Esos
esquemas de valor relativamente integrados desde los cuales ordenamos nuestra
experiencia, son consecuencia del proceso de apropiación en que consiste la
historia personal.
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Prof. Julián Irujo. Catedrático de Pintura. U.P.V/E.H.U.
AUTOR de Saber entender, saber leer, saber escuchar, saber sentir la pintura
La posibilidad de “leer” las obras de arte, sirviéndose de procedimientos cercanos a la semiótica, es considerada por otros enfoques de estudio artístico como una opción inválida. Sin embargo, críticos y analistas en general, dan por hecho que la pintura, como otras artes, es un medio para transmitir contenidos expresivos o ideológicos. ¿Es la pintura un lenguaje? Para U. Eco puede definirse como un lenguaje, aquello a través de lo cual puede mentirse. Según este principio ¿se puede mentir en un cuadro o en una poesía? Respondemos a esta cuestión defendiendo que la pintura no es un lenguaje sino una manera de utilizar el sistema visual de comunicación, con unas peculiaridades que pretendemos formular. Concluimos proponiendo cierta actitud frente a la observación de una obra de arte que no consista tanto en pretender descodificarla como en saber escucharla y saber sentirla. En vez de un modelo cerrado de interpretación, proponemos la metáfora de adentrarnos en el cuadro como quien se adentra en un bosque, pudiendo transitarlo a través de diversos recorridos, manteniendo los sentidos muy abiertos, aprendiendo a percibir y sentir su contenido.
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